"Las personas grandes nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones."
Hay libros que llegan a uno, cuando uno menos lo espera o quizás cuando uno mejor los puede entender, así me paso con El principito de Antoine de Saint-Exupéry. He de confesar que no nos encontramos cuando yo físicamente era una niña y aunque algunas veces vi merodear sus siluetas y estrellas entre mis libros escolares seguimos invisibles el uno del otro, Hace no mucho, por los días que olían a diciembre y que Cali se vestía de fiesta, de la mano de un Ada fuimos presentados para darle la bienvenida al 2009, ahora ella vuelve a acercarme a este eterno niño y él retorna a recordarme la inocencia que a veces se me escapa con los años y que olvido en lo mas profundo de mi subconsciente, a veces uno pierde el asombro de las con las cosas simples, de lo escondido y de lo desconocido, la ausencia de preguntas y llega la ansiedad por las respuestas, pero con el principito vuelvo a creer en la transparencia y en los cambios, en los juegos y las risas inquebrantables, en los sueños olvidados, en las fiestas de los duendes, en los amigos visibles y un mar desconocido de imaginarios que navega en el aire. Este es un libro para niños que habla de las personas grandes que insisten en renunciar a ser niños, que encuentran verdades absolutas e inflexibles, falsas necesidades impuestas por el sistema, obligaciones cortas y lineales, vidas cada vez menos vividas. Ellos no se diferencian de los que corren a prisa por las calles pareciendo olvidar lo esencial por lo importante. Debes estudiar, debes trabajar, debes comprar, debes casarte, debes competir, debes ser grande, debes esperar la vejez y así va aumentando la demanda del deber mientras se escapa el tiempo, se olvida la niñez, llega la conformidad, aumentan las cadenas y La personas grandes siguen gritando ¡calla y respeta a los superiores! ¡No preguntes! ¡Obedece! ¡Tú no entiendes! ¡No fantasees! ¡Reza! ¡Ten buenos modales! ¡Los amigos imaginarios no existen! ¡No llores! ¡Se grande!
Pero él nos recuerda que en las personas grandes duerme un niño, que el abismo no es tan grande, que el corazón a un puede arde e iluminar con fuerza todo lo que esta alrededor, nos invita a creer y volver a nuestra esencia. El un principito que se va de planeta en planeta buscándose y buscando amar y ser amado, dejando a su amor una rosa de solo 4 espinas, como él dice quizás era muy pequeño para comprender que el amor y todo lo que quería estaba en su propia casa, pero a veces es necesario irse para apreciar lo que se tiene y para encontrar las verdades simples en estrellas lejanas, encontrándose con personas mayores que creen que las verdades están en la complejidad de las cifras y de las cosas, cuando la esencia de la vida esta en la vida misma. Es el principito un libro para leer y releer ahora como personas grandes físicamente para no olvidar a nuestro eterno niño que desea vivir lo que se sueña.
Cindy Muñoz